¡UN PAIS DE PADRES RICOS!
Los colombianos que eligieron a Aurelio Iragori Hormaza, Carlos Cárdenas Ortiz, Carlos Ferro Solanilla y a Eduardo Enríquez Maya; senadores de la república, jamás imaginaron el daño que le causarían al futuro del país, cuando estos honorables padres de la patria centran todos sus esfuerzos en presentar proyectos de ley que buscan el bien particular llenando aún más sus bolsillos, dejando de trabajar por las comunidades que en algún momento confiaron en ellos. Lo anterior lo digo ya que en este momento avanza una iniciativa que busca reajustar las pensiones de los congresistas, propuesta por los senadores mencionados anteriormente. Este proyecto de ley, pretende modificar la Ley No. 4 de 1992, argumentando que se ha violentado el derecho fundamental a la igualdad de los congresistas pensionados, ya que dicha ley no diferencia, distingue o discrimina entre senadores y representantes a la Cámara con otros empleados públicos. Por esa razón, desde esta columna, respetuosamente quiero sentar mi voz de protesta por el desacierto de estos congresistas al querer cambiar el futuro económico de los 268 parlamentarios donde cada uno se gana mensualmente la bobadita de $16.884.166 – treinta y cinco salarios mínimos mensuales - y con el reajuste, la pensión de estos subiría cinco millones – casi 22 millones de pesos netos -. Todos los días me inunda un sentimiento de culpa ajena, culpa que deben sentir esos colombianos que votaron por una “parrandada” de delincuentes de corbata que asesinan las ilusiones de un pueblo que infortunadamente necesita de ellos. Nos siguen metiendo los dedos a la boca y nosotros aún no marchamos en contra de la corrupción, parece que no somos iguales, que no sentimos lo mismo y que los malos para unos, son los buenos para otros. ¡Por Dios! ¿Qué es esto?
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