¿HABLAR O CALLAR?

El miedo lleva a medios y a periodistas
a no informar bien, o a dar informaciones parciales o,
lo que es peor, a callar graves problemas que aquejan
a su comunidad.

Una vez más mi indeclinable decisión de defender la libertad de expresión periodística, después de tan reprochable hecho como el vivido la semana anterior cuando el periodista Gonzalo Guillen fue amenazado y obligado a abandonar el país por hablar cosas en las que involucró a la persona inadecuada. Esta nueva agresión contra el periodismo, que viola no solo la libertad de expresión y pensamiento, sino el derecho a recibir información seria y veraz como manda la constitución colombiana, reafirma que los responsables no están lejos de ser los mismos: funcionarios públicos, paramilitares, guerrilleros o narcotraficantes.

En Colombia se atropella la libertad de prensa de una manera injusta y la regla general vuelve a hacer la misma: IMPUNIDAD. Después del ataque contra Guillen se aprovechó al mandatario de todos los colombianos para preguntarle sobre la situación del periodista en mención y este sin diplomacia alguna se salió de la ropa nuevamente contestando de manera poco amable y en tono irónico: AMIGOS COMUNICADORES. Y sin entender la respuesta se le volvió a preguntar y este tajantemente dijo: YA RESPONDÍ. Esto deja muy claro que él que está con él es periodista amigo y el que no lo está es periodista enemigo. Para donde vamos con esta tragicomedia autoritaria que esta llevando al país a un régimen “furibista”. Nos tocará quedarnos callados para no ser víctimas de amenazas y demás, porque así como va Colombia terminará siendo un país de sordomudos.
¡QUE TAL ESTO!

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