Los presidentes: Ortega, de Nicaragua; Correa, de Ecuador y Chávez, de Venezuela; aún no aceptan que la guerrilla colombiana le sigue haciendo daño a la democracia de nuestro país de manera terrorista y violenta e irracionalmente defienden una causa guerrerista de izquierda que ya dejó de ser por y para el pueblo hace más de veinte años. Estos personajes – que merecen todo el respeto de los colombianos porque fueron elegidos por sus compatriotas para gobernar sus respectivos países – están con sus declaraciones de apoyo decidido a las FARC y su irrespetuosa y desobligante intervención en Colombia, dejando la historia de la lucha de clases, a Guevara, a Camilo Torres y hasta al mismo Fidel Castro por el suelo, así la izquierda no haya cambiado muchas cosas.
Las últimas marchas realizadas en Colombia donde se le ha dicho a la guerrilla: ¡Basta ya!; deja en claro la posición del país frente su la terca razón de seguirnos matando, secuestrando, torturando y demás injustificables hechos de violencia.
Aunque en muchos de los casos no he estado de acuerdo con la política del gobierno Uribe, quiero manifestar mi voz de apoyo a su trabajo por combatir a esos inhumanos seres que dicen llamarse: “Secretariado”. Me da mucha tristeza que los más de quince mil activistas que tiene la guerrilla hoy en día estén secuestrados por un plato de comida, un techo ó por obligación.
Alfonso Cano al mando y el “Mono” Jojoy como cabeza militar de ese grupo armado, vivieron la cortina de hierro, estudiaron en Europa y saben muy bien de que se trata el comunismo; a diferencia del fallecido “Tirofijo” que era un simple campesino sin formación. Entonces yo pensaría, que desde esa perspectiva, aún se podría dialogar.
La pregunta que surge es: ¿Por qué no se tocan y despiertan de ese sueño que para los colombianos se ha convertido en una pesadilla que no merecemos?