POBREZA vs. CONFLICTO

La desigualdad, la exclusión racial, las escasas oportunidades, los sentimientos de frustración y de injusticia de los caleños y tantos más problemas sociales ha llevado a nuestras comunidades y en particular a los afrodescendientes raizales abstraídos de la costa pacífica, a un estado de pobreza absoluto en donde el marcado rechazo social explica el por qué de la relación entre la existencia de violencia y la falta de institucionalidad.
Es por esa razón, que nuestros nuevos dirigentes deben enfrentar la difícil tarea de salvar a Cali en una época de expansión económica que no ha favorecido a la población pobre. El reto es convertir a la ciudad en un territorio seguro y amable, cívico y renovado; y en sus políticas municipales cabe pedir la construcción de imaginarios positivos con soluciones reales, para que nuestros niños, nuestros jóvenes y nuestros adultos mayores vuelvan a soñar y creer, en condiciones más íntegras, confiados en un mañana productivo. La pobreza ha incidido en la generación del conflicto en las calles, en donde se ha recrudecido mucho más la delincuencia juvenil, al punto de tenerlos como objetos de la ilegalidad en extrema vulnerabilidad.
La violencia y la pobreza son el resultado de muchos factores que hacen indicar la débil presencia del Estado. A la ciudad le urge una política municipal de liderazgo ciudadano que adquiera vida propia y le dé respuesta a las necesidades más sentidas de los habitantes de Cali.
¡Bienvenido!, médico Ospina, y que Dios te acompañe en este duro camino de sacar adelante nuestra ciudad. Desde aquí: ¡Te apoyamos!